domingo, 29 de julio de 2012

MANIFESTACIONES DE LA CULTURA PERUANA


Conceptuamos la cultura como el conjunto de creaciones y realizaciones del espíritu humano, que se han dado y trasmitido en el proceso evolutivo como expresión del hombre por lograr su progreso y desarrollo. En este sentido la Cultura Peruana está dada por todas estas manifestaciones que, desde la antigüedad, se han creado y realizado en nuestro territorio.
De acuerdo a esto, también, es posible hablar de una cultura espiritual y de una cultura material. Lo primero está representado por el arte, religión, idioma, folklor, etc, en tanto que lo segundo está dado por las ciudades, caminos, puentes, reservorios, etc.
La cultura es inherente al hombre, se da con él como un atributo que posee en mayor o menor grado. Esto se desprende, también, de la acepción misma de la palabra “cultura”, ya que ella proviene de “cultivar” y que, por lo mismo, tiene un sentido propio en función del ejercicio de una actividad transformadora de lo natural.
A través del desarrollo histórico de la humanidad esto ha sido un anhelo del hombre: crear y desarrollar elementos para hacer más llevadero su desenvolvimiento en sociedad. Este desenvolvimiento se da por áreas geográficas, en donde los hombres y sus realizaciones avanzan unos más que otros. Por ello, desde la humanidad antigua, las grandes culturas de la antigüedad, el desarrollo de los estados e imperios del medioevo y la modernidad, hasta hoy, la cultura avanza a ritmo incontenible pero desigual, unos pueblos han logrado notable avance otros, en cambio, lo hacen en menor grado y condificultad.
MANIFESTACIONES ESPIRITUALES DE LA CULTURA PERUANA
Dentro de las manifestaciones espirituales de la cultura peruana encontramos:
1.     El Idioma: El idioma es el elemento lingüístico que sirve para comunicarnos con nuestros semejantes. A través de él trasmitimos nuestras ideas, pensamientos e inquietudes. Es el elemento cultural por excelencia. En nuestro país, además del Castellano, y ahora último el Quechua como lenguas oficiales, tenemos al Aymara, el Pukina y variedad de dialectos de la selva, que es necesario valorar puesto que constituyen el principal vínculo comunicativo con nuestros compatriotas de aquellos lugares y lograr su real y verdadera integración a la vida nacional.
2.     El Folklor (Folclore): Está constituido por el conjunto de costumbres y modos de vida popular y típicas de nuestros habitantes de las diversas regiones del país. El Perú es rico en folklor ya que este se sumerge en las raíces legendarias de nuestro pasado del cual los hemos heredado y que, ahora, en los distintos pueblos del territorio nacional, sean de la costa, sierra o selva, se expresan con sus creencias, comidas, música, vestidos multicolores, etc. que es necesario preservar porque allí está la esencia de nuestro patrimonio cultural.
3.     La Música: Valiosa expresión de la cultura. A través de ella trasmitimos la alegría, tristeza, momentos de nostalgia, de sentimentalismo, etc. El acervo cultural peruano es bastante significativo que partiendo desde las culturas regionales, se sistematizó con la música pentafónica del incario, más tarde se incrementó con los elementos musicales españoles, en lo que fue la llamada expresión y cultura mestiza. Continuó enriqueciéndose con los aportes de otros pueblos y países y, hoy, es el trasunto fiel de la idiosincracia del pueblo peruano. Pero, en medio de todo esto, hay que destacar a la música andina, con el sonido quejumbroso o alegre de quenas, antaras y ponzoñas con los que se emiten los aires de huaynos y yaravíes, o, la música costeña de alegres marineras o tristes tonderos. En todos ellos vibra el alma del peruano y de lo peruano.
MANIFESTACIONES MATERIALES DE LA CULTURA PERUANA
Las principales manifestaciones materiales de la cultura peruana están dadas por:
4.     Las Ciudades: La ciudad como expresión cultural peruana, es el área geográfica donde se han planeado, delineado y construido un conjunto de casas, viviendas y habitaciones, además de fábricas, empresas, mercados, etc. que sirven de asiento a gran cantidad de pobladores los mismos que desarrollan, allí, actividades de diversa índole.   
En el Perú las primeras ciudades tienen origen pre-inca. Allí están Wari, ciudad pétrea en Ayacucho; Cahuachi, íntegramente de adobe en Nazca; Chan -Chan ciudad amurallada en Trujillo. En tiempos incas está el incomparable Machu Picchu y, sobre todo, el Cusco (Qosco) la legendaria Ciudad Sagrada de los Incas y, hoy, Capital Histórica del Perú. Con los españoles se da la primera ciudad, San Miguel de Piura, luego en 1535, Lima, después Trujillo, Arequipa, etc. En la actualidad el florecimiento de las ciudades peruanas ha sido vertiginoso a tal extremo que casi el 70% de la población desenvuelve sus actividades en ellas; son, pues, el eje y nervio de la vida nacional.
5.     Los Andenes: Terrazas o graderías para el cultivo que los antiguos peruanos construyeron sobre los flancos de las montañas a fin de ganar tierras para la agricultura. Magnífica expresión de la cultura material que, hasta ahora, se utilizan en la región andina y que nos dicen del adelanto tecnológico a que habían llegado nuestros antepasados.
6.     Caminos: Son los elementos a través de los cuales nos desplazamos para viajar de un sitio a otro, o llevar nuestros productos para comercializados e intercambiarlos. Nuestra agreste geografía ha promovido al ingenio peruano para lograr el establecimiento de estas vías de comunicación que se pusieron de manifiesto desde la antigüedad. Son famosos los caminos incas de costa y sierra que causaron asombro a los invasores españoles cuando llegaron a estas tierras. Hoy el sistema vial interconecta a nuestras regiones geográficas, así corno la Carretera Panamericana surca, longitudinalmente, el territorio nacional.

7.     Otras expresiones: Son las fortalezas (Sacsahuamán, Ollantaytambo), puentes, canales y acueductos, etc. Que el hombre peruano antiguo materializó sobre el territorio nacional, corno expresión de su constante lucha y trabajó por asentarse en este suelo y que nos ha legado corno patrimonio invalorable de cultura.



BIBLIOGRAFÍA:

POR UNA EDUCACIÓN NO ELITISTA


La educación de los pueblos no puede ser vista como un privilegio de quienes pueden pagarla, si no como el motor del desarrollo de la sociedad. Por tanto el Estado tiene la responsabilidad de garantizar el acceso a ella en todos sus niveles como un derecho de la población. En nuestro país, a igual que en América Latina la política neoliberal y globalizante que se aplica ha hecho que la Educación Superior pública se convierta en un privilegio de quienes pueden pagarla; debido a la asfixia económica a la que han sometido los gobiernos de turno, el principio de gratuidad ha sido borrado paulatinamente.

Esta situación hace imprescindible que la Asamblea Constituyente elabore una nueva constitución, en donde se considere a la Educación Superior como un derecho irrenunciable, parte del Sistema Educativo Nacional y área prioritaria de inversión, con el fin de que los ecuatorianos puedan acceder a una formación superior de calidad que permita interrelacionar los conocimientos con las necesidades de desarrollo de la sociedad ecuatoriana.
Es importante también que a la educación superior por ser el escenario para el debate y desarrollo del pensamiento crítico, de la investigación científica, se le garantice como principio básico la aplicación plena Autonomía, entendida como el derecho que tienen para autorregularse, controlarse, administrase y, no como pretenden los neoliberales, de autofinanciarse a través del cobro de pensiones u otras modalidades que significan renunciar al derecho de gratuidad de la educación. Esto es responsabilidad del Estado.
La autonomía debe aplicarse plenamente evitando que organismos o entidades externas al quehacer universitario, como los empresarios u organismos internacionales interfieran en la actividad de la Universidad, tratando de imponer modelos y estándares internacionales que no corresponden a nuestra realidad y que buscan que la educación superior esté en relación a los intereses del libre mercado, para convertirla en mercancía de un lucrativo negocio, en donde incluso, en algunos casos, reciben recursos del Estado.
Es así que para garantizar este principio es fundamental que el Asamblea Universitaria que responde, en su organización, a todos los estamentos que conforman este sector pase de ser un ente consultor a ser el que genere la política educativa, el que, efectivamente, gobierne el quehacer universitario, lo que significa a su vez que Consejo Nacional de Universidades y Escuelas Politécnicas que hoy es el ente superior de la Universidad Ecuatoriana sea el organismo ejecutor de las políticas educativas generadas desde la Asamblea; en la nueva constitución el CONESUP debe dejar sentado el principio democrático de organización donde los estamentos universitarios estén representados.
Los principios de gratuidad, autonomía, libre ingreso, y el concepto de que la Educación Superior debe ser parte del Sistema Nacional de Educación deben estar plasmados en la nueva Constitución a fin de que la ley secundaria sea reformada para que se garantice el derecho de los ecuatorianos y a la vez se sancione a quienes no la cumplan.


BIBLIOGRAFÍA:


CONDICIONES Y PERFIL DEL EDUCADOR INTERCULTURAL


Con todo lo dicho y reflexionado hasta aquí, creo que ya podremos ingresar en el tema central: las condiciones y el perfil del educador intercultural bilingüe.
Ante todo, es evidente que las mejores condiciones de un educador intercultural deberán estar en sus actitudes habituales, antes que en sus aptitudes. Y voy a señalar tan sólo tres actitudes habituales -en realidad, deberíamos decir que son auténticas virtudes- en el educador intercultural: su compromiso con las causas de su pueblo, la tolerancia activa y la apertura al mundo.

3.1. Actitudes habituales

Primera actitud: su compromiso con las causas de su pueblo
Deberíamos considerar como condición esencial en el docente intercultural bilingüe su compromiso con las causas de su pueblo en la defensa de su dignidad: derecho a la identidad cultural, al territorio, a la gestión de sus recursos con autonomía y sin desmedro de sus valores, costumbres e instituciones tradicionales. Esta actitud habitual puede llevarlo incluso al heroísmo en situaciones extremas. Pero sería mejor que no se la considerara necesaria sólo en esas oportunidades; la cotidiana constancia de un docente en la defensa de los derechos de su pueblo se verá, más bien, en la esmerada educación de los niños y jóvenes a él confiados para que ellos, a su vez, sean los campeones de sus propios derechos personales y colectivos. No será demasiado insistir en que se trata de una actitud que debería ser habitual, no reducida a unas acciones aisladas, más o menos frecuentes. Se trata, como en el caso de cualquier actitud esencial, de una virtud que sólo se logra con la reflexión y el ejercicio constantes.

Segunda actitud: la tolerancia activa y la estimación de lo diferente
De nada le valdría al docente intercultural saber mucho, si él mismo no fuera un ejemplo viviente de la interculturalidad, es decir, si él mismo no hiciera de la tolerancia activa y de la estimación positiva de las diferencias culturales su ideario personal sincera y fervorosamente vivido.
En consecuencia, lejos de asumir actitudes racistas o de enfrentamiento violento, debería ser un apóstol de la comprensión, del intercambio y de la paz. Esta actitud es algo más que la ejecución de actos aislados, por muy buenos que ellos fueren; se trata de toda una virtud, es decir, de una manera de ser y de actuar habitualmente. Porque, además, se trata de docentes, o sea, de guías para el desarrollo de las mentes nuevas y de los nuevos corazones de los niños y de los jóvenes, quienes tienen derecho a un mundo despojado de la discriminación y el odio que conocieron nuestros mayores y -tal vez- nosotros también. Mal podría ser docente en el espíritu intercultural una persona que sólo reconociera como buenos los aportes de la cultura propia y despreciara las realizaciones de otras culturas. Mal podría ser educador intercultural quien viviera en un gueto espiritual, cerrado a la posibilidad de conocer otras expresiones culturales, o de intercambiar con otros los tesoros de sus mayores, o sus propias experiencias y descubrimientos.

Tercera actitud: la apertura al mundo
Al mismo tiempo que arraigado en la tradición de sus mayores, el docente intercultural deberá ser un hombre abierto al progreso y a las innovaciones. Esta actitud, particularmente difícil de lograr, es la única que puede garantizar la formación de las nuevas generaciones como pueblos capaces de sobrevivir adecuadamente en los tiempos nuevos, sin por ello verse obligados a renunciar a sus valores culturales. En consecuencia, el educador intercultural debe ser hombre abierto al mundo moderno y a sus rápidos y profundos cambios.
No voy a señalar más actitudes habituales para el educador intercultural bilingüe, porque deberá, además, compartir todas las virtudes que se le exigen hoy a cualquier educador; entre ellas, por sólo mencionar algunas: educar alentando al educando a salir de sí mismo; educar dialogando y respetando el protagonismo del educando; finalmente, educar en la humildad de los que tienen la enorme responsabilidad de ayudar a las personas a educarse por sí mismas, sin por ello caer en el olvido fatal de la autoestima.

3.2. Las aptitudes esenciales

En el orden de las competencias propias del educador intercultural bilingüe, para guardar la simetría, voy a proponer también tres aptitudes esenciales. Encima de las tres podrán acumularse algunas verdaderamente sustanciales, y muchas otras que convienen a todo docente. Las tres elegidas son: la competencia profesional con capacitación constante, la capacidad de investigación y mejoramiento a partir de la experiencia reflexionada, y, finalmente, el dominio de la lengua materna de sus educandos y de la segunda lengua que es la lengua común a todos los ciudadanos.

Primera aptitud: competencia profesional con capacitación constante
Indudablemente, nadie pondrá en duda la importancia de esta primera aptitud: sólo con docentes plenamente competentes la educación intercultural bilingüe tiene posibilidades de éxito. Pero a muchos les surgirá, al ponderarla, una gran pregunta: ¿estamos en condiciones de formar buenos docentes en educación intercultural bilingüe? Y temo que la respuesta, propia y peculiar de cada país, será no obstante poco halagadora. El hecho, por las informaciones de que dispongo y con las salvedades que puedan darse, es que carecemos, por una parte, de jóvenes con la suficiente preparación de educación media o secundaria para recibir una buena formación de docentes interculturales, y, por otra, de los recursos humanos, materiales y financieros imprescindibles para emprender la magna tarea de formar los nuevos docentes interculturales bilingües.
Ante la primera de las dos dificultades, considero necesario discutir las diversas opciones estratégicas que podrían asumirse para la formación de buenos educadores interculturales. En mi opinión, la mejor solución consistiría en preparar a jóvenes de ambos sexos, propios de los pueblos originarios, en un nivel de formación rápidamente accesible, como puede ser el de los bachilleres pedagógicos, aptos para un primer acercamiento a la educación intercultural y bilingüe en el nivel primario. De manera que, una vez alcanzado un número suficiente de bachilleres pedagógicos o maestros de primaria interculturales y bilingües, podamos seleccionar de entre ellos a los futuros candidatos para técnicos superiores o maestros normalistas que, una vez graduados, retornen al aula en el nivel primario o en el nivel secundario, sea en la alternativa técnica o humanística, de acuerdo con la especialidad escogida.
Respecto a la carencia de medios o recursos humanos, materiales y financieros, hace falta no sólo la decisión de los ministerios de educación para encararla con éxito, sino que resulta de evidente necesidad que los pueblos originarios, por medio de sus órganos naturales, tomen la iniciativa de proponer políticas adecuadas, y, si es preciso, exigir su aprobación y aplicación. Se debe encarar el problema de la escasez y aun inexistencia de recursos suficientes para garantizar la sustentabilidad de la formación del nuevo docente intercultural en el marco de las nuevas orientaciones de participación de la comunidad en la planificación y en la gestión de los servicios educativos. Más adelante me permitiré hacer algunas sugerencias al respecto.

Segunda aptitud: la capacidad de investigación y mejoramiento a partir de la experiencia reflexionada
Esta segunda aptitud se desarrolla en la praxis docente. Pero es fundamental que los institutos de formación la promuevan en los futuros docentes interculturales, fomentando su práctica intensiva durante los años de formación del maestro. A nadie se le escapa que la investigación en educación bilingüe e intercultural, en nuestro medio, dista muchísimo de ser suficiente. En realidad, siempre será necesaria. La investigación, en consecuencia, y en todas las modalidades de la educación, deberá realizarse en el aula, en el trabajo verdaderamente educativo, y, en mi opinión, sólo está a un paso de la práctica ordinaria de cualquier educador que, para alcanzarla, bastaría con que hubiera aprendido a sistematizar y a reflexionar sus experiencias.
Estas investigaciones en el aula son las únicas válidas; las que proporcionan la base empírica adecuada para el desarrollo de métodos innovadores y de nuevas teorías que harán avanzar a la educación. Cuando los maestros de aula no investigan, los investigadores se convierten en meros especuladores y formuladores de hipótesis que no toman en cuenta la realidad. Esto no debería sucederle a la educación intercultural bilingüe.
Una forma de asegurar el desarrollo de la ínvestigación socio-cultural, socio-lingüística y educativa desde el aula, consiste en la organización de los Consejos Educativos de los Pueblos Originarios. Estos organismos serían los encargados de proponer políticas adecuadas de desarrollo curricular, procurando estímulos convenientes para la creatividad docente orientada a la formulación de proyectos de experimentación e innovación. El trabajo de los educadores encontraría así motivos para la conformación de los equipos y el diseño de los proyectos experimentales de investigación-acción educativa.
La Reforma Educativa de Bolivia ha aprobado y alentado la conformación de esos Consejos. Sin embargo, aún no se ha logrado su organización. Y es que ellos deben salir de la iniciativa y de la voluntad de los propios pueblos originarios, fuera de toda posibilidad de ingerencia oficial en ellos.

Tercera aptitud: el dominio de la lengua materna de sus educandos y de la segunda lengua, que es la lengua común a todos los ciudadanos
Finalmente, he aquí la aptitud básica para todo educador bilingüe: que sea verazmente bilingüe. Esto envuelve el dominio de la lengua materna de los educandos, que debería ser, aunque no necesariamente, la misma lengua del educador, por una parte; y, por otra, el dominio de la segunda lengua, que es la lengua común a todos los ciudadanos del país. Este amplio dominio deberá estar acompañado del manejo adecuado de las metodologías de primera y segunda lengua.
Ahora bien, la mayoría de nuestros docentes habla las lenguas de los pueblos originarios cuando, como es común en Bolivia y otros países, son hijos de esos pueblos. Sin embargo, no están familiarizados con la lectura y la escritura en su propia lengua; y, en cuanto a la segunda lengua, suelen hablarla mal, con serias deficiencias en el orden fonético, sintáctico y semiótico. Más aún, desconocen en alto grado las metodologías de primera y segunda lengua que deberían desarrollarse en la nueva educación. ¿Qué hacer para superar estas deficiencias? Nuevamente, en este tema como en el de la formación de nuevos docentes, nos encontramos con demasiada frecuencia ante problemas tan complejos que se nos figuran callejones sin salida. Es preciso por ello definir estrategias adecuadas para superar tan grandes dificultades.
Por mi parte, estimo que será siempre posible abordar el perfeccionamiento de nuestros docentes interculturales bilingües contando con el apoyo de las autoridades comunales, regionales y nacionales, adecuadamente integradas también por representantes de los pueblos originarios. Esa presencia, por la que abogamos más arriba, nos garantizaría el flujo de los recursos para el perfeccionamiento de nuestros docentes interculturales bilingües.
Sin embargo, la mera presencia de los representantes de los pueblos originarios en los órganos de gobierno comunales, regionales y nacionales será insuficiente si no se ha conseguido, en cada uno de nuestros países, que esas tres instancias asignen efectivamente los recursos humanos, materiales y financieros para la capacitación y el perfeccionamiento de los docentes. Sé bien que esto puede parecer utópico, pero, a pesar de todas las dificultades, es posible.
Bolivia, en ese sentido, ha dado pasos trascendentales al reasignar la coparticipación tributaria municipal sobre el criterio de la distribución de los recursos per cápita, es decir, dando la misma suma a cada ciudadano, sea habitante de las grandes ciudades o de los pequeños municipios rurales, sea indígena o no. De esa manera, se han redistribuido los recursos de inversión pública a todos los municipios, legislándose, además, que los fondos destinados a capacitación no pueden ser considerados como gastos corrientes, sino como verdadera inversión social.
Por otra parte, junto con el reconocimiento jurídico de las formas de organización propias y peculiares de los pueblos originarios, se les ha posibilitado su inserción en la estructura del municipio al conformar los Comités de Vigilancia de los gobiernos municipales, con delegados elegidos por las comunidades originarias y otras comunidades de base. De esa manera, cada comunidad de base, originaria o no, está facultada para participar activamente en la formulación del Plan Anual Operativo que, a su vez, forma la trama básica para la elaboración del presupuesto. Este singular esfuerzo boliviano ha permitido elevar la capacidad de inversión social en todos los municipios rurales y provinciales, incluidos los municipios con fuerte participación indígena, y, naturalmente, los distritos municipales de pueblos indígenas. La elevación, en la mayoría de los casos, supera los niveles tradicionales de ingresos municipales en proporciones inimaginables antes de la nueva legislación. Un ejemplo notable, representativo ciertamente de lo que ha pasado en todo el país, es el del municipio de Achacachi, en la región aledaña al lago Titicaca, donde el presupuesto de ingresos municipales ha subido de 40.000 bolivianos, equivalente a menos de 10.000 dólares en 1993, a más de un millón de dólares en 1995. Con esos recursos, los municipios han aumentado mucho sus gastos en infraestructura sanitaria y educativa, pero, además, en capacitación para la gestión municipal, abriéndose así la posibilidad para los pueblos originarios de orientar y definir, por primera vez en la historia de la República, la capacitación de sus recursos humanos para la educación, con dineros fiscales.
Ese tipo de medidas hace posible que la educación intercultural y bilingüe, en este país, deje el ámbito de lo soñado para pasar a ser una posible realidad, en la medida en que los pueblos originarios asuman su propia responsabilidad.
Dicho de otra forma, sólo con la participación popular activa en la planificación y en la gestión de la educación, y en la medida en que los pueblos originarios cobren conciencia de la importancia y conveniencia del enfoque intercultural bilingüe, junto con el indispensable apoyo financiero del Estado, será posible garantizar la expansión sostenida de la educación intercultural bilingüe, mediante la formación y capacitación de los docentes necesarios.
Estimo que parecidos esfuerzos se están haciendo ya en algunos países vecinos. Sería de enorme valor tomar nota de estos y otros esfuerzos similares, para salir de las declaraciones de necesidad y hacer propuestas concretas a todos los gobiernos de la región, para el efectivo reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios en el campo cultural.
Para terminar, deseo recalcar que las buenas intenciones no se logran sin la proposición y aprobación de políticas pragmáticas. Sin embargo, no por eso debemos conservar los viejos paternalismos que, en nombre del bienestar de los pueblos indígenas, sólo les impedían asumir su propia responsabilidad y su capacidad de conducirse por sí mismos. Abrigo la confianza cierta de que, si les abrimos los anchos cauces de la participación democrática, ellos sabrán tomar las riendas de sus propios destinos con enorme sentido de responsabilidad, aportando así una nueva y renovadora contribución al desarrollo de nuestras naciones.

BIBLIOGRAFÍA:


ACULTURACIÓN


Definición
Los fenómenos que desata el contacto entre culturas diferentes constituyen una de las materias de estudio más apasionantes de la moderna antropología. El término "aculturación" apareció ya en trabajos de antropólogos estadounidenses a finales del siglo XIX. Sin embargo, su actual significación no quedó fijada hasta 1936, año en el que fue utilizado en una memoria de Robert Redfield, Ralph Linton y Melville Jean Herskovits para designar el conjunto de fenómenos que se producen al entrar en contacto permanente grupos de individuos pertenecientes a diferentes culturas, lo que provoca transformaciones en las pautas culturales de algunos o de todos esos grupos.
Algunos antropólogos formados en la escuela británica, como el polaco Bronislaw Malinowski, se inclinaron, sin embargo, a estudiar el proceso de aculturación dentro del campo más amplio del cambio social.

Formas y etapas de aculturación
El proceso de aculturación puede ser espontáneo o planificado, del mismo modo que el contacto entre dos culturas adopta diversas formas: dominación, conquista, comercio y otras. Los cambios culturales resultantes pueden limitarse a aspectos externos de la cultura, como serían la adopción de nuevas técnicas o formas de vestir, o bien afectarla más profundamente, produciéndoles entonces cambios de mentalidad, creencias y valores.
Cuando dos sistemas culturales entran en contacto uno con otro, pueden producirse, como se ha ejemplificado más arriba, reacciones de tipo muy diverso, entre las que se incluyen las que siguen.
La aceptación, en la que se toman, sin resistencia, elementos de la cultura ajena, más o menos selectivamente. Piénsese, por ejemplo, en los cultivos americanos introducidos en Europa a raíz del descubrimiento del nuevo continente.
La adaptación, en la que la cultura considerada se modifica para poder dar cabida a integrar los elementos culturales ajenos tomados en préstamo. Tal es el caso de los llamados "cultos cargo" en los que, a través de un complejo proceso de asimilación de la cultura de los colonizadores occidentales, los indígenas de diversas islas del Pacífico han integrado en su sistema de creencias los aviones que los sobrevuelan; les presentan ofrendas y preparan para ellos campos rituales de "aterrizaje".
Oposición, en la que se producen movimientos que pueden abarcar desde el simple desprecio a las costumbres extrañas hasta un mesianismo opositor a lo nuevo, como el que se produjo en las guerras del nordeste de Brasil a finales del siglo XIX.
La huida, en la que la cultura considerada trata de ignorar la presencia de la cultura ajena, cerrándose en sí misma. La huida puede adoptar muchas formas, por ejemplo, el retorno a prácticas culturales anteriores, que ya estaban en desuso, por parte de la población cuya cultura se ve en peligro, o la migración física de un pueblo entero hacia tierras menos amenazadas. Se supone que en el origen de la "ciudad perdida" de Machu Picchu pudo hallarse el deseo de preservar en un lugar inaccesible la cultura incaica, amenazada por los conquistadores españoles.
Destrucción, en la que una de las culturas acaba por desaparecer, suplantada por la otra. Todas las culturas indígenas americanas fueron, por ejemplo, destruidas, total o parcialmente, tras su contacto con las europeas.El fenómeno de aculturación sigue generalmente la ley de gradiente de la difusión cultural: al entrar en contacto dos pueblos de diferente cultura se produce una transmisión de elementos culturales del uno hacia el otro. La cantidad de elementos que pasan de una a otra cultura está en proporción a la diferencia de desarrollo de las mismas, de forma que el pueblo más evolucionado transfiere mayor cantidad de elementos culturales al menos evolucionado. Por otra parte, los diversos elementos culturales no son difundidos de la misma manera. En general, es más fácil la transmisión de técnicas que de sistemas de creencias, ya que estas últimas hunden sus raíces en estratos mucho más profundos y complejos de la estructura psicológica de los individuos.


El Proceso de Aculturación: El Caso Peruano

Se entiende por proceso de Aculturación al proceso cultural que se inicia cuando dos o más culturas entran en contacto hostil o amistoso, conviviendo durante largo tiempo en un mismo territorio. Como consecuencia de esta larga convivencia territorial, surge una nueva cultura que tiene elementos culturales de aquellas culturas que le dieron origen.
En todo proceso de aculturación de producen, a su vez tres procesos culturales:

a) Un proceso de mestizaje racial,
b) Un proceso de mestizaje cultural, y
c) Un proceso de dominación política y cultural .


a) Como consecuencia de la convivencia territorial, que es requisito indispensable para que se produzca el fenómeno de aculturación, se origina también un proceso de mestizaje racial, es decir, la convivencia de dos pueblos va a dar origen a un tipo racial mestizo.

b) También asistimos a la realización de un proceso de mestizaje cultural que dará origen al surgimiento de una cultura mestiza que habrá de tener elementos culturales de aquellas culturas que le dieron origen.

c) Por último cabe señalar que siempre en todo proceso de aculturación habrá un factor de dominación – dependencia, es decir siempre existirá una cultura dominante y otra u otras culturas que son dominadas por la primera.

En el Perú se produjo un fuerte proceso de aculturación provocado por la invasión española del territorio del antiguo Perú. .Este fenómeno tuvo características culturales especiales. En el aspecto racial debemos señalar el surgimiento del “cholo peruano”, tipo racial mestizo de español e indígena, el más famoso de los cuales es el insigne cronista Inca Garcilaso de la Vega. De otro lado debemos decir que nuestra “cultura peruana” es una cultura mestiza principalmente de indígena y español, aunque tiene también fuerte carga cultural africana y asiática. Y en el aspecto político no podemos olvidar que por casi 300 años hemos sido dependientes política y administrativamente de España, mas no económicamente por cuanto más bien las colonias españolas en América, entre ellas el Virreynato peruano, generaban cuantiosos ingresos a la corona española.


BIBLIOGRAFÍA: